top of page

Lactancia materna: alimento con amor e inmunoprotección

Hay dos factores que tienen una profunda repercusión en la salud futura del niño desde el primer día de nacimiento. El primero es el hecho de nacer por vía vaginal y el segundo es la alimentación con seno materno apenas el niño nace. La repercusión tan honda en la salud futura del niño reside en que estos dos factores son completamente indispensables para que ocurra una sana siembra o colonización de bacterias de la madre en el tracto gastrointestinal del niño.

Esta colonización inicial de bacterias saludables en el tracto gastrointestinal es necesaria para desarrollar un sistema inmune competente en el bebé. Este sistema inmune competente tiene un componente de inmunidad innata y un componente de inmunidad adquirida. Los diferentes componentes se mantienen en un delicado equilibrio para garantizar la protección contra agentes infecciosos, reconocimiento de sustancias extrañas, eliminación de residuos biológicos a nivel celular y tisular. Este sistema inmune sano además debe ser capaz de discriminar entre lo extraño y lo propio, o mejor aún, entro lo inocuo y lo peligroso para el organismo, y en este último sentido es fundamental desarrollar la tolerancia a alimentos.

El porcentaje de nacimientos por cesárea es bastante alto, constituyéndose esto en un factor de riesgo para los niños. Pero no hay indicios de que el porcentaje de cesáreas vaya a disminuir; partiendo del hecho de que siempre hay una indicación médica para hacer la cirugía y hay que reconocer que si no existiese la cesárea, la morbimortalidad materno-infantil sería altísima.

Pero si en un entorno mundial de alto índice de cesáreas le sumamos falta de lactancia materna o lactancia deficiente, corta o no exclusiva, el riesgo para los niños en el desarrollo de su sistema inmune es bastante alto. En conclusión, evitar las cesáreas no es fácil ni procedente, pero promover la alimentación con seno materno es fácil y gratis.


bottom of page